Sombras que se deslizan por los pasadizos más oscuros...

Cantidad de envíos : 2 Fecha de inscripción : 07/08/2009

-Densa fue la neblina que de pronto se hizo sobre una lejana región del Seretei...justo, sobre un bosque preciosísimo, de esos que sólo en la paradoja humana de crearse un Paraíso perfecto se presentan.

Una lujuriosa distorsión se cernió sobre ese mismo hábitat…una distorsión, acaso producida por una fuerza demoníaca que sin cuartel hizo su presencia ahí, junto a la pureza eterna que la Sociedad de Almas pudiere proferirle a sus alrededores. Acaso, era más bien por una abrumadora presión espiritual, producida por un ente de una intensa valía…todo, todo era factible en aquel momento…más ¿Lo era que fueran ambas opciones las correctas?...todo, todo era factible.

Una portentosa figura comenzó a caminar por los predios aquellos que pertenecían a la onceava División del Gotei 13.

Sopló el viento con fuerza, batiendo con toda su furia el área azotada por la mentada concentración de reiatsu, que, ahora, más que antes, se hacía tangible ante los ojos de cualquiera: líneas negras, de escabrosas dimensiones surcaban la atmósfera efímeramente, deshaciéndose cuando el restallido de cada paso que daba el gigantesco ser que por ahí transitaba, copaba el ambiente de una certidumbre peligrosa y amenazadora, acompañada de un melodioso sonido, tan dulce como cuando la muerte con sus labios envenenados, da un beso al que está dormido y lo deja prendido eternamente en los brazos de Morfeo. Agradablemente, digo, se esparcía el peculiar sonido, que directamente daba a pensar que un felino, con cientos de cascabeles atados al cuello, paseaba por la zona…cosa que no era verdad.

Ya cuando se hizo más clara la figura, toda la fuerza que a su alrededor estaba en una tremenda ebullición desapareció…fue absorbida por su tan impactante figura de demonio humanizado, y ahí se calmó, austera. Con la diminuta pupila de su único ojo, en apariencia, hábil, el Capitán de la División número Once, quien regía, amo y señor destructivo, sobre todo aquel canal, escrutó el espacio que ante él se encontraba…silente, vacío, perezoso.

En su rostro una bien marcada demencia, sombría y lúgubre podía deslucirse. En ese, su macizo rostro, la solemnidad aunada al psicodélico frenesí de la guerra, aguardaba, escondida bajo una superficial curvatura negativa que en mantenía en sus labios.

Esperó un no se que en un no se cuando que le pudiere inquirir de tácito el lugar mismo, y cuando lo obtuvo, se limitó a ladear hacia su hombro derecho la cabeza, como si observase algo verdaderamente incomprensible y necesitase una perspectiva diferente, para poder estudiarlo mejor. No halló nada y siguió esperando. Con ese movimiento, de la punta de sus engominados pinchos surgió el curioso sonido lleno de un hálito de divinidad incoherente. Eran los casi microscópicos cascabeles con los que el Capitán adornaba su extravagante peinado, muy a la par de lo poco esnobista que era.

Siguió esperando, y en el umbral de su locura extrema, fue curvando la comisura de sus labios de un modo positivo, por el contrario de cómo la tenía antes. Feliz, por un momento, esa sonrisa se explayó, hasta lograr arrebatar de su boca una gutural carcajada, la cual retumbó en el lugar con tanta fuerza, que las mismas aves que por ahí anidaban, dieron al vuelo, cundidas en pánico-¡Muajajajajajajá!-

Cantidad de envíos : 46 Fecha de inscripción : 23/06/2009

*tras haber sobrevivido tiempo atras a tal brutal ataque de aquel shinigami traidor imperdonable, el joven de cabelleras negras como la noche, adornando asi con los adornos blancos en su cabeza, cuales paresian ser la luna y estrellas en una hermosa noche, se encontraba ya recuperado, mas aun con algunas bendas en su cuerpó, pasando estas por su torso, las cuales subrian alguna que otra herida cicatrizante en su cuerpo. En esa noche estrellada y calmada, desidio tomar una caminata como todas las noches, dirigiendose asi a los alrededores en el seretei, adentrandose en aquel bosque de sombras tenues, las cuales ocultaban algunos seres espirituales. despues de un tenue suspiro, cerraria sus parpados, ocultando aquellas orbes grices que aquel capitan tenia*

que... noche tan... tranquila...

*de un momento a otro, lograria persivir el aumento de reiatsu sercano de aquel capitan de cabellera putiaguda cual si fueran mismas espadas, es cuchando a la vez el sonido suave y calmo de los cascabeles colocados en su cabeza, los cuales sonaban como si fueran pequeños copos callendo sobre una campana, rosando esta con delicadeza. Abriend los ojos lentamente, su atencion se posaria en aquella figura de aquel capitan caotico lleno de felicidad por la sangre y el dolor, para asi, caminar en direccion a donde se encontraba el capitan, quedando asi, entre los arbustos, escuchando aquella tetrica carcajada que hacia erizar la piel de aquellos seres comunes que se encontraban en los alrededores*

Zaraki...

*musitando estas palabras con calma en un tenue susurro, solo viendole desde los alrededores*